
Se arrodilló y sus puños apretados, mirando a la nada, eran la síntesis perfecta de la felicidad.
Juan Martín Del Potro, el chico argentino de 19 años, festejaba así en Stuttgart el primer título de su carrera, en el competitivo circuito ATP. Le había ganado, con suma autoridad, al durísimo francés Richard Gasquet, hasta no hace poco un top ten, en sets corridos: 6-4 y 7-5.
El tandilense se quedó con el primer set y lo más complicado estaba por delante. Cerrar el partido. Para colmo, en la mitad del segundo, cuando todavía nada estaba dicho, la lluvia obligó a una corta suspensión. Nada alteró los nervios de Del Potro, quien en la reanudación marcó la diferencia y a la hora de definir, no dudó.
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